«Life is what happens to you while you’re busy making other plans»

Los engranes del universo son las decisiones que tomamos mientras creemos que lo único que hacemos es existir. Así damos vida a la imparable maquina del presente. Una versión más exquisita de esta idea se esconde en la letra de «Beautiful boy» que si la leyenda es cierta John tomo la frase de un autor del Reader’s Digest.

Mi tío tenia esas revistas que en español se llamaban «Selecciones» me gustaba leerlas y me aprendía los chistes que ahí venían pero nunca encontraba con quien compartirlos. Como crecí en casa de mi abuela a veces pienso que psicológicamente me retrase una generación. Los noventas son tan viejos pero en mi infancia eran lo único que existía y en mi recuerdo fabricado por la televisión todo se veía color rosa y turquesa. En mi recuerdo fabricado por la realidad todo era un tapizado de los Looney Tunes y el terciopelo rojo de los sillones, cortinas y sillas de la casa donde crecí.

Mi abuela necesitaba de mi ayuda para ver a sus amigas y acudir al medico. No le gustaba andar sola así que parte de mi curriculum infantil no solo fue ir a la tienda para hacer mandados sino también ejercía la función de lo que hoy se conoce como un «perro de apoyo emocional» para mi abuelita. Andaba con ella para todos lados. Aveces hacia mucho calor así que íbamos a Galerias Monterrey para refrescarnos en el clima. Siempre la acompañe a cafés donde dan a los niños mantelitos para colorear y unas crayolas. Escuche tantas historias en esas conversaciones de señoras y me aterra sacar cálculos y darme cuenta que mi abuela no era tan vieja en ese momento. Apenas si tendría 55 años ósea lo que hoy a mis 35 considero tener toda una vida por delante.

En el recuento de los tesoros de mi infancia, las salidas con mi abuela (que muchas veces hice en contra de mi voluntad) son hoy unas de mis memorias favoritas junto con: ir a casa de mi tía Concha, cenar tacos de la torreta, la cajita feliz, el estudio de libro de los martes, mi mamá manejando todas las mañanas por av. Constitución mientras el sol nos saludaba desde detrás del cerro de la silla, las villas campestres, los veranos en Acapulco, las largas estancias en Texas en casa de la amiga de mi mamá donde todo se sentía como una eterna pijamada, mi mamá diciendo que podemos llamar a Pizza Hut, mis visitas al VideoVero para rentar un VHS, el vaso de leche helada que tomaba por las tardes, las visitas de mis primos y la costumbre de mi mamá de llevarnos al cine todos los miércoles sin importar la clasificación de la película que fuéramos a ver.

En el inventario de tesoros materiales se encuentran: un Nintendo64 (que junto con mi Melanies Mall era la posesión mas preciada de mi vida) una Polly Pocket Beach Party que era una hermosísima concha de mar (aun la tengo :3), la Barbie Hollywood con su largo cabello en el que le aparecían estrellitas, un álbum de estampas de colección de Salior Moon, un osito Bimbo de peluche y el libro «El club de las niñeras la verdad acerca de Stacy».

Ya lo dijeron casi todos los poetas pero nadie lo dijo mejor que Rosario Castellanos

«El recuerdo embellece todo lo que toca»

La única realidad que te toco experimentar se transformo en recuerdo. El mismo tiempo que embellece la experiencia al darnos una perspectiva mas amplia y contextualizada de lo que vivimos, aniquila esa realidad. «los rumores son ciertos: el mundo en el que creciste ya no existe»

Ya lo dijo otro gran poeta mexicano:

Abrázame que el tiempo pasa y ese no se detiene
Abrázame muy fuerte amor que el tiempo en contra viene
Abrázame que dios perdona pero el tiempo a ninguno
Abrázame que no le importa saber quién es uno
Abrázame que el tiempo pasa y él nunca perdona
Ha hecho estragos en mi gente como en mi persona
Abrázame que el tiempo es malo y muy cruel amigo
Abrázame muy fuerte amor

Al final, si todos seremos arrasados por esta hermosa aplanadora no queda mas que regalarnos abrazos y con ellos encerrar en el circulo de nuestros brazos el presente que se nos escapa.

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