Habia una vez una pequeña niña llamada Mimi que descolgaba sueños de un árbol de ficus de a fuera de su casa. Y tenia una hermana que se llamaba Liz que siempre le complicaba las cosas porque Liz no tenia problema en comer felizmente zanahorias.. y es que en este cuento también había una Mamá que se llamaba Mamá y tenia un discurso políticamente correcto: Mimi la gente no desayuna tacos de bistec, debes de comer los vegetales mira a tu hermanita que feliz la hacen las lechugas.
Y yo le digo a Liz: Que felices somos! Viva! y Que felices eramos con nuestra trompetita trompeteando en Chapultepec! Urra!
……y la niña llamada Mimi, la de las calcetas caidas y quien por cierto, no tocaba su trompeta porque le ganaba la risa, le decia a su hermanita Lizz: «somos taaaaaan felices ahora manita, pero ya veras ke despues lo seremos mucho maaaas!!»
«Ahhh?? tu crees ke podamos ser mas felices ke ahora?? respondio la siempre madura y pensante de Liz,
«Claro que siiiiii, ya lo veras!! Alcanzo a responder la mas pequeña de las dos, antes de perderse en la distancia….
Y Mimi, la loquilla esa, tuvo razon!!! =)
Awwww! me gusto mas tu final santa :..) Te quiero mucho amiga 🙂 nos vemos el domingooo! yei!